miércoles, 2 de mayo de 2012

FAHRENHEIT 451

Fahrenheit 451 nos muestra una futura e hipotética sociedad en la que está prohibido leer y todo aquello que te haga ser diferente de los demás.
El protagonista, Montag, es bombero, pero a diferencia de los bomberos que conocemos, los de esta sociedad se encargan de quemar y destruir libros y arrestar a cualquiera que infrinja la ley. Un día de su monótona y aburrida vida, conoce a Clarissa, una adolescente completamente diferente a su conformista esposa, que poco a poco hará cambiar la visión de Montag sobre los libros.
Montag comienza a leer, lo que hace que cambie por completo su anterior visión de la sociedad en la que vive, llegando a aborrecerla.
Por todo ello, un buen día la persona acusada por poseer libros es él mismo, y la persona que lo ha denunciado es su propia mujer. Su jefe lo obliga a quemar los libros, pero Montag, aparte de quemar los libros, quema a su jefe con ellos y huye.
Después de escapar del terrible robot-sabueso,  consigue llegar al lugar en el que se encontraba una pequeña población de hombres libro, donde es acogido. 

Esta irreal sociedad planteada en los años 60 podría parecerles a las personas de aquella época (e incluso a los de la nuestra) algo completamente improbable, pero lo cierto es que se está dando una situación similar actualmente, y sin que apenas seamos conscientes de ello, lo que es más peligroso.

 Al igual que en la novela, la mayor parte de nuestra sociedad se encuentra bajo el influjo de la televisión. Lo que nos diferencia de ellos es que nosotros contamos con más medios entre los que destacan los ordenadores, los cuales abducen incluso mas que la televisión.
Con estos medios se consigue controlar a la gente de una manera muy sutil y sencilla. A través de ellos, introducen desde prototipos de persona perfecta hasta raquíticas fórmulas para alcanzar la felicidad y el éxito.
Todo esto hace que la gente apoye y crea dogmáticamente en lo que estos medios le dan como lo correcto y verdadero y rechace lo que le muestran como lo inapropiado. De esta manera se consigue que la mayoría opine de manera bastante similar y que no se planteen cuestiones más allá de qué tipo de falda se lleva esa temporada o que equipo ganara el esperado partido.
Así, toda aquella persona a la cual no le interesen o no apoye ese tipo de cosas o que simplemente vista o haga cosas diferentes o tenga una filosofía de vida distinta, será calificada inmediatamente como antisocial, raro, friki…, como una especie de castigo por no ser igual e ir en contra de lo establecido.




ESTHER LÓPEZ MARTÍNEZ (2º BACH- A)

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